Diego.

Mi mundo empezó y Diego ya estaba ahí. 

Presión.

 Con la presión de jugar cada partido como Riquelme contra Real Madrid.

Cuesta arriba.

 Como si me hubieran retirado una célula vital. 

Máxima soledad.

 Cuando el avión despegó de El Calafate rumbo a Bariloche mis ojos se colmaron de lágrimas. 

Nunca había sentido tanta soledad. 

Mi cuerpo desganado se dejó caer en la cama vacía, 

esa misma que la anoche anterior fue testigo de nuestra simbiosis.

Génesis del flechazo.

 Fue volviendo de Villa Traful un domingo por la tarde mientras te preparaba un café instantáneo sabor vainilla.

Todavía una canción de amor.

Anoche sufría un grave accidente y en los últimos segundos que transitaba de éste lado pensé: "Todavía te amo"

Jardinera

Ahí estás con la pala de punta en la mano derecha y una sonrisa que me invita soñar.