lunes, 7 de febrero de 2011

Oliverio Girondo. Poemas.




Cansancio




Cansado.


¡Sí!


Cansado


de usar un solo brazo,


dos labios,


veinte dedos,


no sé cuántas palabras,no sé cuántos recuerdos,


grisáceos,


fragmentarios.


Cansado,


muy cansado


de este frío esqueleto,


tan púdico,


tan casto,


que cuando se desnude


no sabré si es el mismo


que usé mientras vivía.


Cansado.


¡Sí!


Cansado


por carecer de antenas,


de un ojo en cada omóplato


y de una cola auténtica,


alegre,


desatada,


y no este rabo hipócrita,


degenerado,


enano.


Cansado,


sobre todo,


de estar siempre conmigo,


de hallarme cada día,


cuando termina el sueño,


allí, donde me encuentre,


con las mismas narices


y con las mismas piernas;


como si no deseara


esperar la rompiente con un cutis de playa,


ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,


acariciar la tierra con un vientre de oruga,


y vivir, unos meses, adentro de una piedra.




Dicotomía incruenta




Siempre llega mi mano


más tarde que otra mano que se mezcla a la mía


y forman una mano.


Cuando voy a sentarme


advierto que mi cuerpo


se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse


adonde yo me siento.


Y en el preciso instante


de entrar en una casa,


descubro que ya estaba


antes de haber llegado.


Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,


y que mientras me rieguen de lugares comunes,


ya me encuentre en la tumba,


vestido de esqueleto,


bostezando los tópicos y los llantos fingidos.






El puro no




El no


el no inóvulo


el no nonato


el noo


el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan


y nooan


y plurimono noan al morbo amorfo noo


no démono


no deo


sin son sin sexo ni órbita


el yerto inóseo noo en unisolo amódulo


sin poros ya sin nódulo


ni yo ni fosa ni hoyo


el macro no ni polvo


el no más nada todo


el puro no


sin no






Escrúpulo




Me parece que vivo


que estoy entre los ruidos


que miro las paredes,


que estas manos son mías,


pero quizás me engañe


y paredes y manos


sólo sean recuerdos


de una vida pasada.


He dicho "me parece"


yo no aseguro nada.






Llorar a lágrima viva...




Llorar a lágrima viva.


Llorar a chorros.


Llorar la digestión.


Llorar el sueño.


Llorar ante las puertas y los puertos.


Llorar de amabilidad y de amarillo.


Abrir las canillas, las compuertas del llanto.


Empaparnos el alma, la camiseta.


Inundar las veredas y los paseos,


y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.


Asistir a los cursos de antropología, llorando.


Festejar los cumpleaños familiares, llorando.


Atravesar el África, llorando.


Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...


si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos


no dejan nunca de llorar.


Llorarlo todo, pero llorarlo bien.


Llorarlo con la nariz, con las rodillas.


Llorarlo por el ombligo, por la boca.


Llorar de amor, de hastío, de alegría.


Llorar de frac, de flato, de flacura.


Llorar improvisando, de memoria.


¡Llorar todo el insomnio y todo el día!






Mi lumía




mi lubidulia


mi golocidalove


mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma


y descentratelura


y venusafrodea y me nirvana el suyo la crucis los desalmes


con sus melimeleos


sus erpsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos


mi lu


mi luar


mi mito


demonoave dea rosa


mi pez hada


mi luvisita nimia


mi lubísnea


mi lu más lar


más lampo


mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio


mi lubella lusola


mi total lu plevida


mi toda lu


lumía








No se me importa un pito que las mujeres...






No se me importa un pito que las mujeres


tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;


un cutis de durazno o de papel de lija.


Le doy una importancia igual a cero,


al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco


o con un aliento insecticida.


Soy perfectamente capaz de sorportarles


una nariz que sacaría el primer premio


en una exposición de zanahorias;


¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,


bajo ningún pretexto, que no sepan volar.


Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!


Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,


tan locamente, de María Luisa.


¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?


¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo


y sus miradas de pronóstico reservado?


¡María Luisa era una verdadera pluma!


Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,


volaba del comedor a la despensa.


Volando me preparaba el baño, la camisa.


Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...


¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,


de algún paseo por los alrededores!


Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.


"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,


ya me abrazaba con sus piernas de pluma,


para llevarme, volando, a cualquier parte.


Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia


que nos aproximaba al paraíso;


durante horas enteras nos anidábamos en una nube,


como dos ángeles, y de repente,


en tirabuzón, en hoja muerta,


el aterrizaje forzoso de un espasmo.


¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,


aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!


¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...


la de pasarse las noches de un solo vuelo!


Después de conocer una mujer etérea,


¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?


¿Verdad que no hay diferencia sustancial


entre vivir con una vaca o con una mujer


que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?


Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender


la seducción de una mujer pedestre,


y por más empeño que ponga en concebirlo,


no me es posible ni tan siquiera imaginar


que pueda hacerse el amor más que volando.






Poema 12




Se miran, se presienten, se desean,


se acarician, se besan, se desnudan,


se respiran, se acuestan, se olfatean,


se penetran, se chupan, se demudan,


se adormecen, se despiertan, se iluminan,


se codician, se palpan, se fascinan,


se mastican, se gustan, se babean,


se confunden, se acoplan, se disgregan,


se aletargan, fallecen, se reintegran,


se distienden, se enarcan, se menean,


se retuercen, se estiran, se caldean,


se estrangulan, se aprietan se estremecen,


se tantean, se juntan, desfallecen,


se repelen, se enervan, se apetecen,


se acometen, se enlazan, se entrechocan,


se agazapan, se apresan, se dislocan,


se perforan, se incrustan, se acribillan,


se remachan, se injertan, se atornillan,


se desmayan, reviven, resplandecen,


se contemplan, se inflaman, se enloquecen,


se derriten, se sueldan, se calcinan,


se desgarran, se muerden, se asesinan,


resucitan, se buscan, se refriegan,


se rehuyen, se evaden, y se entregan.






¡Todo era amor!¡




Todo era amor... amor!


No había nada más que amor.


En todas partes se encontraba amor.


No se podía hablar más que de amor.


Amor pasado por agua, a la vainilla,


amor al portador, amor a plazos.


Amor analizable, analizado.


Amor ultramarino.


Amor ecuestre.


Amor de cartón piedra, amor con leche...


lleno de prevenciones, de preventivos;


lleno de cortocircuitos, de cortapisas.


Amor con una gran M,


con una M mayúscula,


chorreado de merengue,


cubierto de flores blancas...


Amor espermatozoico, esperantista.


Amor desinfectado, amor untuoso...


Amor con sus accesorios, con sus repuestos;


con sus faltas de puntualidad, de ortografía;


con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.


Amor que incendia el corazón de los orangutanes,


de los bomberos.


Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,


que arranca los botones de los botines,


que se alimenta de encelo y de ensalada.


Amor impostergable y amor impuesto.


Amor incandescente y amor incauto.


Amor indeformable. Amor desnudo.


Amor-amor que es, simplemente, amor.


Amor y amor... ¡y nada más que amor!























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